lunes, 31 de octubre de 2011

Ultra-Motivación celular

Con el paso de los años, nuestras células sufren un proceso de desmotivación; pierden capacidad para renovarse y de reparar y regenerar los tejidos, dando lugar a la aparición de una apreciable carencia de toxicidad y firmeza, que deriva en flacidez. Síntomas que se manifiestan en una clara pérdida de la calidad natural de la piel.

En el proceso de ralentización celular, asociado a una lenta y precaria reconstrucción dela piel, no sólo interviene el envejecimiento natural de nuestro organismo, sino que, además, estamos expuestos a múltiples factores con una fuerte participación en él y que acentúan nuestra edad: polución, estrés, condiciones ambientales extremas, malos hábitos conductuales e, incluso, desórdenes hormonales. Al mismo tiempo, conforme avanzan los años, nuestras células se van cargando de toxinas, debido principalmente a un peor funcionamiento del sistema circulatorio, inclusive el linfático, una situación también responsable del deficiente rendimiento y menor longevidad celular.
Está científicamente demostrado que las células con mayor carga de toxinas ofrecen un rendimiento inferior, insuficiente y presentan una apariencia más opaca, que se transmite aditivamente hacia el exterior, reflejándose a nivel superficial y siendo incluso, observable de manera evidente.
Por otro lado, todos estos factores, conjunta o independientemente, promueven la disminución del sistema de defensa y el catabolismo, es decir, la degradación de componentes elementales, tanto dérmicos como epidérmicos, encargados de mantener, entre otros, la estructura arquitectónica y el grado de hidratación de la piel. Hablamos principalmente de los glicosaminoglicanos, como el ácido hialurónico; las fibras proteicas, como el colágeno; y la barrera lipídica, encargados , todos ellos, de proporcionar un aspecto firme, sano y saludable a nuestra piel.

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